"Dieciocho años, Miguel, un suspiro en el tiempo, pero una eternidad en el alma. Es difícil resumir una vida influenciada por un profesional de tu talla. En mis primeros pasos, cuando la inmigración aún no era una masa tan potente como hoy, hace 18 años, era difícil que alguien creyera en ti: currículum cero en el país, apenas 27 años, miedos e incertidumbres. Recuerdo como si fuera hoy el crujir del piso de madera y tu melena, que te hacía lucir como un artista, en tu estudio, Miguel Pereda, cuando fui con mi propuesta en mano. Siempre fuiste ameno, me apoyaste durante años, con disciplina, mostrándome la cultura vallisoletana en muchos aspectos. A todos mis inventos decías que sí. Me acompañaste en el sentimiento cuando perdí a mis padres, con palabras que aún conservo en el alma. No solo puedo definirte como un gran profesional, fuiste el faro que guio mi nave en la tormenta, Miguel, un mentor, un amigo, un apoyo. Quien de gigantes se rodea al final se convierte en otro. Definir éxito hoy es poder contar contigo 18 años después, abrazar los recuerdos, enaltecer una vida de trabajo honesto. Hoy, en cada paso que doy, llevo la huella de tu generosidad, Miguel. Kena García también es quien es, por personas como tú. Gracias por ser mi gigante."